1. Introducción
Cuando se habla de Inteligencia Artificial en las empresas chilenas, las cifras parecen alentadoras: según el Estudio de Adopción de IA en las Empresas Chilenas (Entel Digital, 2025), el 93% de las organizaciones cree que la IA tendrá un impacto positivo en su negocio
A primera vista, suena a un futuro prometedor. Sin embargo, al mirar con más detalle, el panorama se vuelve menos claro: la mayoría de las compañías sigue en un nivel básico, usando IA solo para automatizar tareas o generar contenido, sin llegar a transformar procesos, modelos de negocio o culturas de trabajo.
La paradoja es evidente: hay entusiasmo, pero poca madurez.
2. El espejismo de la adopción
El estudio muestra que más del 80% de las grandes empresas ya utiliza alguna herramienta de IA, mientras que en las PyMEs la cifra no llega al 70%. Pero usar no es lo mismo que adoptar. La diferencia entre “sumar productividad individual” y “transformar servicios y modelos de negocio” sigue siendo enorme.
Dicho de otra forma: estamos viendo más parches tecnológicos que estrategias de transformación.
3. Las barreras invisibles
El reporte enumera obstáculos conocidos: falta de personal capacitado, limitaciones de infraestructura digital, resistencia cultural y ausencia de una visión estratégica. Hasta aquí, nada nuevo.
Lo que no dice con fuerza suficiente es que muchas empresas están saltando a la moda de la IA sin tener claridad de para qué la necesitan. Instalan herramientas, pero sin gobernanza, sin criterios de uso, sin indicadores de impacto. El resultado: desconfianza en los equipos y procesos duplicados.
4. Lo que falta en la discusión: los agentes IA
El estudio habla de herramientas, pero nunca menciona los agentes IA. Y ahí está la clave: no basta con sumar softwares aislados. Un agente IA no es solo un bot o un generador de texto; es un sistema que actúa de manera autónoma, se integra con procesos organizacionales, aprende del contexto y deja trazabilidad de sus decisiones.
En otras palabras: mientras el estudio se queda en la foto de la “herramienta”, la verdadera transformación ocurre cuando diseñamos agentes organizacionales capaces de acompañar equipos, reducir fricciones y fortalecer culturas de trabajo.
5. Limitaciones del estudio
Concepto genérico de “herramientas”, sin distinción entre texto, imagen, audio o video.
- Enfoque binario PyME vs. grandes empresas, que simplifica demasiado.
- Segmentación sectorial amplia, pero sin profundidad ni casos de uso reales.
- Ausencia de tecnologías emergentes (agentes IA, IA multimodal, decisiones autónomas).
- Visión centrada en barreras generales, sin estrategias prácticas ni sectoriales.
6. Oportunidades que no aparecen en los gráficos
El documento destaca sectores líderes (telco, banca, utilities) y rezagados (retail, educación, industria). Lo interesante es que ahí mismo se abre un campo fértil: sectores con baja adopción pero alta urgencia de transformación.
¿Quién va a acompañar a esas empresas que no tienen músculo tecnológico ni equipos dedicados? Aquí está la oportunidad de propuestas situadas, que combinen formación, gobernanza y agentes IA diseñados a medida.
7. El desafío para las consultoras (y para Trenzar IA)
Si algo deja claro este estudio es que la conversación no puede seguir en el plano declarativo (“capacitar”, “gobernar”, “transformar”) sin mostrar cómo hacerlo en contextos reales.
En Trenzar IA creemos que el siguiente paso es pasar de la foto general al diagnóstico situado:
- No solo decir que falta talento, sino diseñar programas de capacitación adaptados a cada organización.
- No solo recomendar gobernanza, sino entregar matrices de decisión y políticas claras de uso de herramientas.
- No solo hablar de transformación, sino crear agentes IA que acompañen el cambio y dejen métricas claras de impacto.
8. Cerrar la brecha: del entusiasmo a la acción
El estudio de Entel es valioso porque nos muestra dónde estamos parados. Pero si lo leemos críticamente, queda una tarea urgente: mover la conversación de la promesa al resultado, del discurso al diseño situado, de la herramienta al agente.
Y esa es precisamente la oportunidad para las empresas chilenas: no competir por quién descarga más herramientas de IA, sino por quién logra integrar agentes IA responsables, alineados con su cultura y con indicadores medibles.